Hablar de Arte…su concepto y simbolismo; el diálogo que se establece entre el creador y su obra…acurrucada en mi rincón, me sumerjo en íntimas reflexiones.
Desde los albores de la humanidad el hombre no dejó de mostrar la belleza que le rodea, sea a través de sonidos (creando así la música) o con imágenes, he ahí el dibujo y seguidamente la pintura, La escultura, cualquier manifestación artística. Hoy nos detendremos en la pintura. El pintor nos muestra los objetos q ue tenemos a nuestro alcance desentrañando su cadencia y armonía. En la soledad del taller se enfrenta en solitario a un lienzo en blanco; piensa distribuye, mancha-hace un boceto; lo dibuja y va plasmando, con lentitud lo que nos quiere mostrar. A través de los siglos poco ha cambiado el método-
La obra de arte requiere un tiempo para su ejecución .El artista trabaja en soledad y esa soledad creadora da sus frutos. Este toma años, exige la vida, es aprendizaje diario. El Arte es intemporal, sobrevive al tiempo. Hagamos una pausa; olvidémonos de los distintos ,movimientos pictóricos y observemos al artista en su taller con la serenidad del maestro trabajando sus telas, manejando sus pìnceles, mezclado colores hora tras hora, transformando todo ello en una obra de arte a temporal. El cuadro tiene que hacer vibrar, aflorar sentimientos…emocionar a quien le contempla. Un bodegón, un paisaje o un retrato, sin el alma del pintor impregnándolo todo, es frió y nada dice. La pintura seria en sus objetivos y disciplina destaca de la masa de mediocres, tiene que poseer además de buen dibujo, dominio del color, sensibilidad – alma, debe ser capaz de entablar entre ella y su contemplador un diálogo íntimo, diría místico, vivido en la intimidad que da la contemplación de una obra de arte.

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