Hoy he pasado mi último día en Guatemala y disfruté de lo lindo recorriendo detenidamente la preciosa ciudad colonial de Antigua, que fue capital del país hasta que en 1773 se trasladó a la actual Ciudad de Guatemala, que está situada en el Valle de la Ermita.
Fundada en el año 1543, Antigua fue la segunda capital que tuvo Guatemala, y está declarada Patrimonio de la Humanidad desde el año 1979, decisión más que justificada ya que por todos sus rincones nos encontramos con interesantes muestras únicas de su esplendoroso pasado colonial, y también con numerosos e importantes restos de grandes edificaciones asoladas por el brutal terremoto del año 1773. Muchas iglesias, mansiones y conventos resultaron dañados y la reconstrucción de algunos no se hizo hasta finales del Siglo XIX.
Situada a 1.530 metros de altitud, Antigua está rodeada de colinas y de tres grandes volcanes: Agua, Acatenango y Fuego. La altura de cada uno supera los 4.000 metros y Fuego es el único que mantiene su actividad, según pude comprobar desde la ciudad y el día que navegamos por el bellísimo Lago Atitlán.!
Con el fin de aprovechar al máximo el tiempo, dado que mi vuelo a El Salvador no saldría basta el anochecer, me levanté a las 6 de la mañana. Tras asearme y desayunar, di una vuelta por los estupendos jardines y las magníficas instalaciones del Hotel Villa Colonial, y acto seguido inicié un recorrido por la ciudad, de más de cinco horas.
Tras recorrer la Alameda del Calvario, atravesé el puente sobre el Río Pensativo, seguí por la calle de Los Pasos (del Calvario), y vi el Templo Escuela de Cristo y la monumental Iglesia de San Francisco.  A continuación giré a la izquierda por la calle Oriente, pasé por delante del Convento de Santa Clara, que data de 1734, y por la 4` Avenida Sur llegué a la emblemática y concurrida Plaza Central, el lugar en el que vi más turistas juntos.


Visité la nueva Catedral, el Palacio de los Capitanes Generales, El Palacio del Ayuntamiento, la Biblioteca Municipal y los restos de la Catedral destruida por el gran terremoto que asoló Guatemala en 1773 y que está detrás de la actual.
Con el fin de descansar un poco, ya que el viejo y desgastado empedrado de las calles destroza los tobillos   y las plantas de los pies, tomé un refresco en el precioso «Café Condesa-Casa del Conde», que se encuentra frente a la Catedral.
De allí, fui a visitar el Museo de Santiago de los Caballeros y el Museo de Arte Colonial. Por la 5` Avenida Norte (antigua Calle Real) me dirigí al bello y bien conservado Templo de la Merced, dejando atrás la vieja «Posada Doña Clara», El Bistro Bourbón», el «Choco Museo», y la «Posada de don Rodrigo» o «Casa de los Leones», para llegar al famoso Arco de Santa Catalina, que están restaurando.
Cerca del Templo de la Merced está el monumento a Fray Bartolomé de las Casas, el defensor de los indios, desde donde me fui a visitar las ruinas del Convento de Santa Teresa y el conjunto monumental de las Capuchinas de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza, que data del año 1736.
Luego bajé hasta la 7° Calle Oriente y doblé por la calle de los Pasos para enfilar la del Calvario, que es en la que estaba mi hotel. Al final de esa ancha avenida está la Ermita del Santo Calvario, que fue edificada en 1655, con lo que puse punto final a mi larga y detenida visita a Antigua, una ciudad que cubrió ampliamente mis expectativas sobre la misma.
Por cierto que antes de dejar Guatemala tomé el delicioso cóctel «Arco de Santa Catalina «, que lleva ese nombre en honor a ese lugar de Antigua, donde está la Casa del Ron. Está elaborado con » Ron Batrán 8″, toques tostados, notas de vainilla, frutas tropicales y frutos rojos.
A última hora de la tarde me trasladé al Aeropuerto Internacional «La Aurora», en Guatemala City, embarcando en el vuelo «IB6342» con destino a San Salvador (El Salvador). Volamos en un gigantesco A330-200 con destino Madrid y sus plazas ocupadas, con escala en San Salvador. Tuve como compañera de asiento a Sor Ana, una joven y agraciada monja guatemalteca de 37 años, nacida en la capital. iba a Roma vía Madrid. Es Maestra y lleva 21 años en la Orden, de los cuales pasó 17 en Roma donde da clases de Primaria. Tras media hora de vuelo aterrizamos en el aeropuerto internacional de El Salvador, donde me esperaba Moisés Flores, mi guía en estas tierras, quien me llevó en 45 minutos al magnífico Hotel Western Terraza, desde donde envío está «crónica de alcance» dada la hora que es en España ahora. Mañana más. ¡Saludos y salud!. (Foto : Lajos Spiegel)

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